Iglesia San Antonio de Barraza

La Iglesia de San Antonio de Barraza se ubica en el pueblo del mismo nombre, 30 kms. al suroeste de la ciudad de Ovalle, en la IV Región de Coquimbo. El templo fue diseñado y proyectado en 1794 por Joaquín Toesca, edificándose entre 1795 y 1800 con un sistema constructivo importado desde España siendo el único de estas características en la provincia del Limarí. El edificio es de carácter neoclásico, con una planta de cruz latina irregular constituido por una sola nave y una capilla lateral -añadida a fines del 1800-, denominada "Capilla de Hombres", donde hasta la década del 1970 asistían los hombres y en la nave las mujeres y niños, separada del presbiterio por un arco construido de tabiquería. Sus muros, de un metro de espesor, están construidos en adobe y su cielo es artesonado. En el costado lateral izquierdo se encuentra una antigua puerta que habría sido del primer templo, edificado a fines del siglo XVII, fabricada en pino oregón y con clavos de cobre. En su altar mayor destaca la imagen policromada de San Antonio de Padua, que data de mediados del siglo XVII y que fue traída desde el Perú por la cofradía de San Antonio. En los altares laterales se encuentran una Virgen del Carmen del siglo XVIII y un Cristo de tamaño natural de la misma época. Además en su nave central se hallan lápidas sepulcrales de importantes vecinos de la localidad.

El edificio sufrió modificaciones importantes en 1872, cuando se colocó sobre su frontis una torre de madera, recubierta con calaminas, sustituyendo a la anterior que era de adobe y se ubicaba en un costado de éste. A un costado de la entrada principal se levantó un pequeño museo parroquial inaugurado en la década de 1990, que exhibe interesantes imágenes coloniales, implementos de culto religioso y los primeros libros parroquiales que datan de fines del siglo XVII.

Por su importancia arquitectónica y alta calidad constructiva, la iglesia fue declarada Monumento Nacional en 1977.

Después del terremoto que afectó a la zona Norte en 1997, la iglesia sufrió serios daños estructurales. Por iniciativa del Arzobispo de La Serena, Monseñor Manuel Donoso, se procedió a su reparación: en mayo de 2000 se inauguró la primera etapa -estructural- y en febrero de 2003, la segunda -altares, retablos y algunas imágenes- quedando pendiente recuperar la pintura interior de muros. En el marco del programa "Iluminando Iglesias al Sur del Mundo", fue inaugurado el sistema de iluminación en 2003.