Música y Cultura
A fines del siglo XIX se hacía música en los salones, se juntaban las familias y se bailaba vals, que era lo que más se usaba. También se tocaba piano y se sumaban el canto, el violín, el arpa, el acordeón y la guitarra. El carácter íntimo de estas veladas otorgaba especial relevancia a la música en los salones de las casas coloniales.
1. Árbol de la Vida. Pintura sobre lona hecho con lápiz scripto, de Violeta Parra, ca. 1960. Obsequio de la folclorista Margot Loyola Palacios. Tiene la siguiente dedicación: "Para mi comadre "Maiga" en un noble gesto de amistad. En la Peña de los Parra, calle Carmen 340, Santiago".
Préstamo temporal. Colección Margot Loyola
2. Acordeón marca Honner, año 1950 que perteneció a Manuel Lobos, folclorista de reconocimiento regional de San José de Duao, quien se lo heredó a su hijo Claudio Lobos, integrante de la Agrupación Folclórica Bafona, donde tocaba este instrumento
Colección Museo Histórico de Yerbas Buenas
3. Arpa vertical, confeccionada en Santiago por el lutier Gabriel Leyton en el año 1945. Era de propiedad del folclorista santiaguino Pepe Molina, quien fue muy amigo de Violeta Parra. Hacían tocatas en su casa, en la Peña de los Parras, donde Violeta Parra tocaba su guitarra y Pepe Molina su arpa
Colección Museo Histórico de Yerbas Buenas
4. Violín de fines del siglo XIX, que perteneció a Silvia Narváez de Valenzuela, integrante del grupo Filarmónico de Talca en el año 1910. Fue profesora de piano y de violín en la ciudad de Talca
Colección Museo Histórico de Yerbas Buenas.
5. Espineta o piano inglés, de la firma John Broadwood and Sons, London , fabricado entre 1820 y 1840.
Préstamo temporal. Colección Museo O´Higginiano y de Bellas Artes de Talca