El Estado importó desde Europa material visual para graficar los contenidos educativos que los profesores enseñaban, en el marco de una serie de reformas que le cambiaron la cara al sistema escolar primario fiscal entre 1880 y 1890.
Las láminas murales fueron uno de los principales recursos didácticos con que contó el profesorado para motivar el aprendizaje en el siglo XIX e inicios del XX. En ese período ocuparon un espacio similar al que hoy se le concede a los medios digitales y audiovisuales.
El objetivo de las láminas murales era acercar al alumnado a realidades desconocidas y alejadas de su comunidad.
La colección de láminas que posee el Museo de la Educación corresponde a los principales ramos que entonces se impartían:
La Colección Material y Mobiliario Escolar cuenta también con otros recursos didácticos, entre los que destaca una gran variedad de mapas pedagógicos, grabados, cuadros e instrumentos de experimentación científica.
Para las autoridades republicanas la educación era vista como un ámbito prioritario para disciplinar conductas y comportamientos de los sectores populares.
Las altas tasas de analfabetismo y la necesidad de contar con personal para cubrir la demanda de la burocracia estatal, generaron un ambiente propicio para masificar y ampliar la cobertura de la instrucción pública. En ese contexto se promulgó la Ley Orgánica de Instrucción Primaria de 1860, la cual dio inicio al Estado Docente (Orellana, María Isabel, 2010).
Gracias a la holgura de las arcas fiscales luego del triunfo de Chile en la Guerra del Pacífico, el Estado inició una reforma educacional que incorporó nuevas asignaturas a los planes de estudio y contempló la compra e introducción de material didáctico en la sala de clases.
Llegada a Chile de las láminas escolares
Su uso se recomendó por primera vez en el programa de Instrucción Secundaria de 1893 para ilustrar las materias enseñadas.
Usos didácticos de las láminas escolares
Su gran formato permitía que las vieran varios estudiantes al mismo tiempo, con lo que se suplía la carencia de textos de estudio.
Mayoría de láminas enseñaban a ver la hora para reforzar aprendizaje de números, sumas y restas, y disciplina.
Láminas escolares incluían familias del reino vegetal y sus especies nativas, anatomía y biología del reino animal, y nociones generales de paleontología.
Marcado clericalismo educativo, se refleja en numerosas imágenes de la vida de Jesús, paisajes bíblicos y rezos.
Su enseñanza se usaba para arraigar contenidos de otros ramos e inculcar hábitos como disciplina, orden y pulcritud.
Lecto-escritura era parte del progreso intelectual del pueblo. Ella modelaba el carácter al requerir orden, dedicación y perseverancia.
En la primaria se relataba la vida de los héroes de la Independencia y los presidentes republicanos, y en la secundaria se agregaban obras clásicas y europeas.