El rol social de la Dibam

Consulta de archivos.

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El rol social de promoción y difusión cultural de la Dibam alcanzó su madurez en la década de 1950, mediante el montaje de exposiciones que aprovecharon el espacio, las colecciones y la capacidad profesional que tenía a su disposición la Biblioteca Nacional. Estas muestras abordaron temáticas universales, americanas, nacionales y regionales, a través de una narración museográfica que acercó al público a temas que, supuestamente les eran lejanos, pero lograron hacerlo sentir partícipe de una cultura común.

Los siguientes años de la Dibam fueron fiel reflejo de los procesos y convulsiones por las que atravesó la sociedad chilena. Si en los sesenta hubo una profusión de muestras y publicaciones que intentaban llegar al mundo popular y dar cuenta de su realidad, después del quiebre del sistema político estos aspectos adquirieron un perfil más conservador. Producto de la reorganización de la economía nacional a mediados de los setenta, estas temáticas disminuyeron en cobertura e intensidad. Entre otros aspectos, la Dibam puso énfasis en ampliar la oferta cultural en el territorio, incrementando el número de bibliotecas públicas como también inaugurando o haciéndose cargo de varios museos como el de Ancud, Ovalle, Copiapó o el Museo Antropológico Padre Sebastián Englert de Isla de Pascua. Aún así, y como consecuencia de la vorágine sociopolítica, la institución había dejado pendiente la tarea de diseñar una política que cohesionara su acción cultural, que todas sus entidades actuaran coordinada y complementariamente tras el alcance de objetivos precisos. Algunas de sus reparticiones destacaban por el dinamismo e influencia que ejercían, mientras que otras languidecían por la carencia de recursos, pero por sobre todo por la ausencia de un proyecto que les indicara el rumbo de su quehacer.

No obstante lo anterior, en 1970 entró en vigencia la ley N° 17.288 sobre monumentos nacionales, y así se regularizó el funcionamiento del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) -que había sido creado en 1925- en cuanto a su misión de cautelar los monumentos de valor histórico, natural, arqueológico, y las zonas típicas. Dicho cuerpo legal mantiene el Consejo de Monumentos Nacionales como organismo técnico dependiente del Ministerio de Educación (anteriormente Ministerio de Justicia e Instrucción Pública) y confiere la Vicepresidencia Ejecutiva al director o directora de la Dibam, cargo que recaía anteriormente en el presidente de la Sociedad de Historia y Geografía de Chile.

En este sentido se reforzó la labor que convoca a estas dos instituciones, permitiéndoles una mayor vinculación y trabajo en conjunto. La nueva normativa fortaleció al CMN en aspectos técnicos y operativos, permitiéndole dar una mirada integral al patrimonio e incrementar el catastro de monumentos protegidos por el Estado.

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