Metro Estación Santa Lucía (andén Sur):

Las vacaciones de nuestros abuelos

Hasta mediados de marzo, el Departamento de Comunicaciones de la Dibam presenta una exposición con textos de época y una selección de notables fotografías veraniegas, algunas con más de un siglo de antigüedad, provenientes de diversos archivos de la institución.

11/01/2012

Fuente: Servicio Nacional del Patrimonio Cultural

En 1900 Santiago tenía 300 mil habitantes. La situación era precaria y la mortalidad ascendía a 40 personas por mil nacidas. El alcantarillado casi no existía, lo mismo que el servicio de agua potable y el pavimento. No había habitaciones higiénicas para los sectores populares, ni menos baños públicos. Acequias portadoras de enfermedades como viruela, tifus, peste bubónica y cólera, fluían por las principales calles de la capital. El tren a Valparaíso, inaugurado en 1863, demoraba en la primera época ocho horas y las salidas vacacionales eran, hasta entonces, privilegio de la clase acomodada que tenía fundos y estancias familiares en lugares próximos a Santiago. También se viajaba en carreta. En el año del Centenario y durante la segunda década del siglo XX, la clase media acomodada utilizó el tren para ir al litoral central cargando, virtualmente, con "camas y petacas" en viajes que a veces duraban días. Por ello, ferrocarriles inauguró coches-dormitorio que, en un primer momento, fueron sólo para hombres. El auge de la hotelería turística fue impulsada entre 1920 y 1930 por la Empresa de Ferrocarriles del Estado y luego por Honsa (Hotelera Nacional), que contaba con financiamiento estatal y hoteles en Arica, Santiago, Los Lagos y Valparaíso. A partir de 1933, la revista En Viaje produjo artículos sobre los destinos nacionales (incluyendo Isla de Pascua), incentivando también el turismo al exterior. Surgieron barrios en torno al ferrocarril, como el caso del desaparecido complejo de Recreo, donde en 1910 nació el primer balneario de la zona. A su alrededor se instalaron piscinas, baños calientes con agua de mar, pista de baile y salones de té. También allí funcionó el primer casino, convirtiendo a Viña del Mar en la primera ciudad chilena en concebirse, desde su génesis, como turística. En 1920, junto a la Ley de Educación Primaria Obligatoria, se crearon, principalmente en Constitución, las Colonias Escolares a cargo de la Dirección de Educación Primaria. Allí, bajo la atenta mirada de los inspectores, se acogía durante un mes a niños de familias humildes. Además de la recreación, el descanso y el beneficio de respirar un aire puro y saludable, era prioritaria la nutrición para esos pequeños que, muchas veces, eran alimentados por sus familias con pan y té. El incremento en el parque automotor, entre 1920 y 1950, dio otro gran impulso a las vacaciones. Juntamente con ello se construyó la actual ruta 68, que une Santiago y Valparaíso, y en 1937 entró en servicio el camino por la cuesta Barriga y el túnel Zapata. Recién en 1968 se inauguró el túnel Lo Prado, que disminuyó los tiempos de traslado. Las playas de Viña y del litoral central, como Cartagena, El Tabo, El Quisco y Algarrobo, se llenaron de multicolores quitasoles y carpas que permitían a los bañistas bajar a la playa en ropa casual y ponerse el traje de baño estando ya en la arena. En la década de los 70, las carpas fueron prohibidas debido a los constantes robos y a los excesos que, en oportunidades, se cometían en su interior. Era la época de los "bronceadores". Cuando el "fascinante" tostado playero era símbolo de belleza y salud. Campeaba el pan de huevo, los barquillos y los cuchuflies. El tren cubría Chile desde Arica a Puerto Montt y, por competencia y rapidez, surgieron cómodos buses interurbanos y viajes más económicos en aviones de líneas comerciales. Las vacaciones dejaban de ser epopeyas reservadas a los privilegiados. Algunos recordarán la partida de un tren o de un avión desde el antiguo Aeropuerto de Los Cerrillos, la Estación Central o la Estación Mapocho, dejando atrás a familiares que despedían a los veraneantes agitando pañuelos. Una tarjeta postal que hoy miramos con nostalgia y que, la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), a través de sus colecciones, ofrece hoy a sus usuarios y a los usuarios del Metro de Santiago.

Recursos adicionales

Materias: Antropología
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