Este bendito yo por Thomas Harris

Tom Waits y Charles Bukowsky

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En su entrega de hoy,Thomas Harris, poeta y jefe del Archivo de Referencias Críticas de la Biblioteca Nacional, nos habla de su encuentro con la biografía de Tom Waits.

04/12/2015

Fuente: Biblioteca Nacional

Uno de los lugares que me ha salvado la vida en los veinte años que llevo en la Biblioteca Nacional, es la librería de LOM, y ya mi antigua, podría decirse, amistad con la Nora, la encargada del local. Ella también me ha salvado, y no metafóricamente, la vida. Y los libros. Porque además de ser también un lugar de fugaces encuentros -Floridor Pérez, Claudio Bertoni, Darío Oses- y conversaciones fragmentadas, están los libros, la terrible tentación de tres cuotas y el descuento, y poder comprar sin tener ni un peso y sin medir las consecuencias cuando lleguen los respectivos descuentos; pero la sensación es de vértigo, de felicidad infantil, como cuando mi tía Laura me pasaba monedas para comprarme "El monje loco" y "El siniestro Doctor Mortis". Es el problema cuando uno es, a la vez, compulsivo, ansioso y coleccionista. Y sobre todo en la librería de la Nora. Porque, como decía, por lo menos uno de los objetos de mi deseo -o compulsión- los libros, los tengo a mano sin tener dinero y sin robar, para calmar la ansiedad. El asunto es que esta semana había tres biografías de tres músicos que no sólo me fascinan, sino que han marcado momentos importantes en mi vida, momentos de dolor y de amor, momentos graves, momentos de sombras y de furia, momentos de dicha y embriaguez. Pero, en un arrebato de responsabilidad -palabra reñida para un coleccionista compulsivo- tuve que optar por uno: eran o Luca Prodán, Lou Reed o Tom Waits. Me quedé con el último. Y ahora leo al azar como siempre como cuando tengo un nuevo libro, por una parte de sus páginas, como cuando uno se encuentra frente a un nuevo cuerpo, y también tu relación es al azar con ese cuerpo. La biografía es "Tom Waits. La coz cantante. Biografía en tres actos" de Barney Hoskyns. Y lo primero que leo, además del acierto de la voz como "patada", es el gusto de Waits por Bukowsky. Era que no. "Waits encontró una nueva pasión literaria en Charles Bujkowsky el cronista alcohólico de los bajos fondos californianos -escribe magistralmente Hoskyns. Me gustó aquello del cronista alcohólico de los bajos fondos californianos. Acá, en Chile, o en Santiago de Chile, en nuestra era de modernidad líquida, no existen cronistas alcohólicos ni de los bajos fondos. El alcohólico no es ningún héroe, como lo fue para Tom Waits y lo sigue siendo para muchos el "viejo indecente" de California. Además creo que a ninguno de nuestros respetables y políticamente correctos cronistas les gustaría que los motejaran de "viejos indecentes". "Creador de una prosa que no solo era brutalmente triste y demencialmente divertida, sino que era concisa y directa como florida e intrincadamente prolija la de Kerouac. Waits descubrió a Bukowsky leyendo "Notes of Dirty Old Man", su columna semanal en la "LA Free Press" y quedó cautivado por su penetrante franqueza, dice Hoskyns, y agrega que Waits recuerda: "Pensé que aquello era extraordinario … Este tipo es el escritor más grande del siglo, y tiene que publicar en esta especie de periodicucho, lo cual me parecía muy poético y perfecto…, y, por supuesto, también te sentías como si tú lo hubieras descubierto: que no se te ofrecía en bandeja, sino que tú tenías que escarbar y encontrarlo". A Waits le gustaba, que como él, Bukowsky fuera un escritor de sensibilidad beat, pero más directo y duro, y que escarbara en lo más sórdido del Golden State, y muchos de sus relatos y poemas estaban ambientados el área y alrededores donde Wats vivía en la época: "Un bar de Alvarado Street- escribió Bukowsky- es lo más cerca que puedes llegar a estar de Skid Row". "Mi padre se pasaba mucho tiempo en los bares, así que me sentía atraído por esos lugares… los lugares oscuros, recordaba Waits, aunque lo que realmente lo "enganchó" fue el hecho de que Bukowsky fuera un escritor de la gente corriente, de la gente de la calle, que dirigía su mirada hacia los rincones oscuros a los que nadie quería ir… y, por supuesto, sobre los que nadie quería escribir. Así que le parecía, a Waits, que era el escritor de los desposeídos y de la gente sin voz. Como los personajes que deambulan por las canciones de Waits, pianistas borrachos, camareras tristes, Alicias yonkys, todos habitantes de los rincones oscuros, que crea su voz de fonógrafo en sordina y de vinilo raspado por una aguja de otro tiempo de de Otro Mundo, sin duda mejor que este, luminoso, pero "tránsfuga" como diría mi hijo Simón.

Recursos adicionales

Materias: Libros y revistas - Literatura
Palabras clave: Tom Waits - Thomas Harris - Columna
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