LOS CAMINOS DE LA PINTURA. AÑOS 40 - 80

Fuente: Museo Nacional de Bellas Artes

Con la incorporación de la nueva sección la Exposición Permanente queda dividida en dos secciones: Los caminos de la pintura. Años 40-80 y Diecinueveinte. La exhibición, cuya curatoría fue realizada por la académica e historiadora del arte Soledad Novoa Donoso, da a conocer las diversas vías que adopta la pintura a partir de la asimilación del problema de la abstracción, tanto en su vertiente geométrica como gestual, y luego del quiebre producido por el golpe militar de 1973 que trajo como consecuencias la desarticulación de la Escuela de Arte de la Universidad de Chile, el exilio de muchos artistas que se encontraban en plena madurez de su obra y el desarrollo de diversas vías de creación que enfrentan el nuevo contexto social, cultural y político que vive el país en este período.

Se presentan obras de Inés Puyó (1906 - 1996), Ximena Cristi (1929) y Ana Cortés (1895-1998) artistas chilenas de las décadas del 40 y 50, todas alumnas de Pablo Burchard (1875-1964), quien las introdujo a la representación del modelo y de la realidad a partir del rompimiento con las estrictas normas del canon académico.

Se realiza un pequeño homenaje a Matilde Pérez (1920) con La Usina (1956), obra que marca una etapa de geometrización que llevó a la artista a abandonar definitivamente la figuración en la década de los 60.

También figuran obras de Elsa Bolívar (1929), José Balmes (1927), Carlos Ortúzar (1935-1985) y Roser Bru (1923). En tanto que Serie Negra N°12, obra de Gustavo Poblete (1915-2005) se sitúa dentro de la abstracción, con un claro enfoque hacia el arte constructivo, tal como él lo reconocía.

La actriz Elsa Poblete, hija del pintor ha sido invitada a dar inicio al ciclo Diálogo con las obras de la colección el día sábado 14 de julio de 2012, a las 12:00 horas que permitirá una conversación con el público asistente.

Los artistas que abordaron la pintura desde la experimentación y la expresividad plástica en los años 80, con plena libertad en el uso de la técnica y temática y sin la necesidad de cuestionar la academia o la realidad social y política, están representados por Gonzalo Ilabaca (1959), Samy Benmayor (1956) y Bororo/Carlos Maturana (1953). También se exhibe la obra de Patricio de la O (1946), Matías Pinto D´Aguiar (1956) y de Enrique Zamudio (1955) quien experimenta con materiales fotosensibles en su serie pictográfica de Santiago.

El pintor Rodolfo Opazo (1935) ofrece una particular mirada de la existencia humana que ejerció gran influencia en la cátedra de pintura de la escuela de Arte de la Universidad de Chile, durante la década de los 80. Ricardo Yrarrázabal (1931) también es parte de los artistas que destacan en el período.

El tríptico Los hijos de la dicha o Introducción al Paisaje Chileno (1982) de Gonzalo Díaz (1947) es clave, ya que con posterioridad comienza a abandonar la pintura y a adoptar otros procedimientos técnicos, dando paso las instalaciones.

Dos hitos de la obra de Eugenio Dittborn (1943) Pieta del año 1983 y Juana Barrientos Novoa de 1984, una de sus primeras aeropostales en las que utiliza pintura, serigrafía y la costura de hilván, denotan la forma en que el artista cuestiona tanto la práctica pictórica como sus sistemas de circulación. Conjuntamente se exhibe La Piscina de Juan Dávila (1946), quien interpela las nociones de original, copia, autor, alta y baja cultura mediante el uso de la cita y la incorporación de imágenes tomadas de diversas fuentes.

Cierra la muestra La historia residual de la pintura chilena de Carlos Altamirano (1954), obra importante que evoca a los maestros de la pintura chilena señalados por el crítico Antonio Romera y que eran difundidos en el semanario Icarito durante los años 80. La obra reflexiona sobre la historia de la pintura chilena y, específicamente, sobre el influjo de la Academia, tema abordado en la Exposición Permanente Diecinueveinte montada en ala sur del MNBA.