Representación arqueológica de los pueblos originarios de Chile en las colecciones del Museo fue promovida por su director Carlos Oliver Schneider.
Desde su fundación en 1902 y durante la primera mitad del siglo XX, el Museo de Concepción acopió piezas representativas de historia natural, arte, historia, antropología y arqueología.
La incorporación de restos arqueológicos representantes del patrimonio nacional fue central para Carlos Oliver Schneider, quien dirigió la institución entre 1929 y 1949.
En la década de 1920 y 1930 Schneider promovió y realizó expediciones científicas y excavaciones, fue director y miembro de la Sociedad Científica de Chile, de la Sociedad Científica de Biología de Concepción y también decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de esa ciudad. En 1938 fue nombrado Visitador de museos por la DIBAM.
Así se contactó con Francisco Cornely, arqueólogo dedicado al estudio de los diaguitas chilenos. A él solicitó el envío de objetos de esa cultura para el Museo de Concepción, e hizo las gestiones para que la DIBAM lo contratara como investigador externo del museo en 1942 para financiar sus excavaciones.
La incorporación de restos arqueológicos de pueblos originarios de diferentes zonas de Chile se vinculó con el desarrollo de la arqueología nacional en dos ámbitos:
Colección diaguita: su viaje desde el Norte Chico hasta Concepción
Arqueólogo Francisco Cornely recolectó piezas de 4 sitios situados en las proximidades de La Serena, Coquimbo y el Valle de Elqui.
Torteras, espátulas y canulillas confeccionadas con osamentas integran la colección del Museo.
Diaguitas desarrollaron refinadas técnicas de tallado y pulido para crear piezas con materiales de su entorno como la andesita, basalto y granito.
Desde Francisco Cornely hasta hoy, la evolución de estilos de la cerámica diaguita se ha utilizado para comprender el desarrollo de esta cultura.
Las piezas fabricadas por esta cultura tuvieron usos cotidianos y rituales.