La imaginería religiosa alude a las imágenes tridimensionales o esculpidas que representan realidades abstractas. En la cultura occidental comenzaron a conformarse en una referencia sacra (Martínez, 2006:28) y en un arte didáctico sostenido en símbolos.
Las que se crearon en el período colonial generalmente representan a cristos, vírgenes, y santos. Existieron cuatro tipos:
El material más usado para estas figuras fue la madera, a la que le seguía el barro cocido, cera y escasamente el marfil. A la madera se le daban efectos de color llamados policromías.
La imaginería religiosa fue exhibida en altares de iglesias, centros ceremoniales, procesiones públicas y fiestas populares. En cada uno de estos espacios el fiel creaba un lazo particular con la imagen que lo convertía en devoto.
El culto a las imágenes de bulto también se realizó en espacios privados como las celdas de los religiosos, los dormitorios o en las capillas de las familias adineradas.
En Chile la Compañía de Jesús tuvo gran influencia en la formación de un estilo local al desarrollar talleres donde se practicó la pintura, la escultura, la platería, la cerámica y otras artes.
Estas corporaciones suministraron manufacturas a la capital y a otras ciudades que crearon una estética y religiosidad diferente a la de otras localidades.
En Chiloé existió una escuela hispano-chilota de santería que data del siglo XVII, en la que se mezcló la herencia de las esculturas traídas por los misioneros jesuitas con técnicas y elementos de la cultura local. Las adaptaciones más comunes se pueden observar en el tipo de madera utilizada, la técnica del tallado y los detalles en la vestimenta y adornos.
Imaginería religiosa: la fe tallada en madera
Objetos tallados en madera entre los siglos XVI y XX muestran rasgos de las costumbres piadosas de los habitantes de Chile tradicional.