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Amanda Labarca

Amanda Labarca nació el 5 de diciembre de 1886, de origen humilde y familia tradicionalista, fue bautizada como Amanda Pinto Sepúlveda.

Sus primeros estudios los realizó en una escuela de la calle San Isidro y luego en el colegio Americano de Isabel Pinochet Le Brun. Se graduó tempranamente de Bachiller en Humanidades a la edad de 15 años.

Trabajó como profesora primaria en el Santiago College, donde además se desempeñó como secretaria asistente de la dirección. Durante esta época conoció al escritor Guillermo Labarca Huberston, su futuro marido. Juntos ingresaron al Instituto Pedagógico, siguiendo ella Castellano y él Historia y Geografía. Producto de los rumores de un romance con Guillermo Labarca, su madre le exige matrimonio bajo amenaza de desheredarla. Motivada por las profundas diferencias con su madre, luego de contraer matrimonio con el escritor, adopta ambos apellidos y rompe definitivamente con su familia.

A los 18 años de edad obtuvo el título de profesora de Estado en Castellano, en diciembre de 1905. Al año siguiente fue nombrada subdirectora de la escuela Normal Nº 3, hasta 1909, año en que publica su primera obra Impresiones de Juventud.

Estudió en la Universidad de Columbia y La Sorbona, donde se impregnó de las ideas feministas vigentes en Europa, rescatando la responsabilidad y la conciencia que la mujer debe tener de su propia historia. Convencida de lo que creía correcto, participó activamente a través de la educación como herramienta insustituible, impulsando tertulias femeninas en el Palacio Urmeneta. De ahí surgió el Círculo Femenino de Estudios, en 1919.

Su segunda obra aparece en 1915, titulada Tierras extrañas. Tuvo que enfrentar los herméticos y recalcitrantes círculos masculinos, aunque poco a poco fue generando un espacio en el que ganó respeto y reconocimiento. El propio Presidente de la República, Juan Luis Sanfuentes, la nombró directora del Liceo Nº 5, en mérito de lo anterior.

En 1919 publica La educación Secundaria y toma la cátedra de Sicología Pedagógica en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Debió suspender sus actividades durante la primera administración de Ibáñez, la cual retomaría tiempo más tarde. Durante 1927 y 1931 fue la jefa de la Dirección General de Educación Secundaria del Ministerio de Educación.

Creó las famosas Escuelas de Temporada de la Universidad de Chile, las cuales cumplen aún hoy con su vigencia. En 1939 publicó La Historia de la Educación en Chile y La evolución de la Segunda Enseñanza. En "Bases para una Política Educacional", promueve la función social de la educación, que esté al servicio de población y sus realidades. Dictó cursos y seminarios en países de toda América.

En 1940 publicó La Educación Decadente y en 1945 Desvelos del Alma. Un año después fue nombrada representante de Chile ante las Naciones Unidas, y fue jefa de la sección Status de la Mujer, entre 1947 y 1949. Ya viuda, regresa a Chile y retoma sus actividades académicas y activistas.

En 1964 fue distinguida como Miembro Académico de la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile y en 1969 de la Academia de Ciencias Políticas, Sociales y Morales del Instituto de Chile. Sus últimos años los dedicó a la escritura de numerosos estudios relativos a la educación y la mujer, artículos de prensa en El Mercurio y continuó con sus famosas tertulias, ampliándose a importantes intelectuales de toda Latinoamérica. Fallece en Santiago el día 2 de enero de 1975.