El rescate llega a su fin

Contra el tiempo y la marea continúa el rescate del esqueleto de ballena

El proceso de rescate que se viene realizando en la bahía de Pumillahue desde el 1° de junio pasado, es arduo y peligroso.

21/06/2005

Fuente: Museo Regional de Ancud

Desde el estacionamiento del vehículo hay que caminar cerca de 45 minutos hasta la ballena, con la ropa de trabajo puesta, bajando riscos, cruzando ríos, esquivando las olas y finalmente saltando sobre las rocas. Las mareas definen los horarios de trabajo, por el acceso y por la factibilidad de trabajar en la zona del rescate. La lluvia y el viento hacen la labor de rescate contra el tiempo aún más compleja. Los huesos deben recuperarse antes de las altas mareas del 28 y 29 de junio próximo, esto implica liberarlos del cuerpo del cetáceo, ponerlos en altura y, en el mejor de los escenarios, sacarlos de la bahía. Actualmente, cuando nos encontramos casi al final del proceso de recuperación del esqueleto, las rocas en el lugar de trabajo están cubiertas de grasa proveniente del cetáceo, las olas cubren los restos de la ballena y también, de vez en cuando, a los miembros del equipo de rescate, cuyos trajes de agua y guantes tienen que ser quemados al final de la jornada porque es imposible limpiarlos y quitarles el olor. Durante la jornada en Pumillahue no es posible ingerir alimentos por el peligro de contaminación, por lo que al volver de la jornada de trabajo, el Museo espera a los expedicionarios con una comida caliente para recuperarlos del frío y la lluvia. La egresada de Biología Marina (UACH), Carola Vaccaro, quién dirige el trabajo de rescate con Luis Sandoval del Museo Regional de Ancud, están contentos. Son más de 100 los huesos recuperados hasta la fecha. El cráneo está fracturado, al igual que algunas vértebras. Sabíamos al asumir el trabajo de rescate que algunas piezas óseas podían haberse perdido, los pescadores locales se comprometieron en bucear la zona para rastrearlas cuando las condiciones climáticas lo permitan. Lo que viene durante los próximos días es crítico, se trata del traslado de los huesos desde los roqueríos hasta un lugar seguro. Para esta etapa contamos con el apoyo del sindicato de pescadores Viento Fuerte, que construirá una plataforma donde se colocarán los huesos del esqueleto de la ballena envueltos en una red. La balsa será tirada por botes hasta la playa de Puñihuil. Desde aquí los huesos empaquetados se trasladarán por tierra al río Quilo, para que bajo agua, microorganismos, peces, crustáceos y bacterias continúen con el proceso natural de limpieza. Aquí la familia de Don Serafín González (Museo Puente Quilo) se encargará de su custodia temporal.

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Materias: Antropología
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