Al Rescate de la Ballena Azul

El día 25 de marzo varó muerto, en la bahía de Pumillahue (a 28 km de Ancud), un ejemplar macho de 25 metros de Balaenoptera musculus. Este cetáceo, conocido como ballena azul, es el mamífero más grande que habita nuestro planeta, pudiendo llegar a medir 33 m. y alcanzar una edad de 110 años.

10/06/2005

Fuente: Museo Regional de Ancud

Desde el primero de junio el Museo Regional de Ancud está realizando el rescate de los restos óseos de una ballena azul que varó muerta en las costas de Chiloé. Dada la creciente importancia de la Isla de Chiloé como refugio de ballenas azules, convirtiéndose su avistamiento en una posibilidad de desarrollo sustentable para el archipiélago, a través del turismo, el Museo Regional de Ancud asumió el rescate de los restos óseos de este ejemplar, además de su posterior articulado y exhibición para llamar la atención sobre el resguardo de nuestro patrimonio natural y dar a conocer aspectos de la vida de estos gigantes del mar. En esta cruzada, el Museo ha contado con múltiples aliados, entre los que destacan el Centro para la Conservación Cetácea, el Sindicato de Pescadores Viento Fuerte de Puñihuil, Austral Adventures, Asociación de Turismo de Ancud, Universidad de Magallanes, Universidad Austral de Chile, y un sinnúmero de particulares y empresas que de una u otra manera han colaborado con esta empresa. El trabajo es difícil, desde donde se estaciona el vehículo que transporta al equipo de trabajo, liderado por la egresada de biología de la Universidad Austral de Chile, Carola Vaccaro, hay que caminar una hora por las rocas y el agua hasta llegar al lugar donde se encuentran los restos del cetáceo. Ropa de agua, botas, mascarillas y guantes son necesarios al momento de trabajar, ya que la ballena está en avanzado estado de descomposición. El equipo del rescate está conformado por personal del museo, Verónica Aguila (egresada de antropología de la Universidad Austral que realiza su práctica profesional en el registro de esta "minga del balleno varado"), Juan Barría, su hijo Manuel y Selim Altamirano (tres lugareños que se cautivaron con este proyecto), los encargados del registro gráfico, los transportistas, los que hemos denominado "familia Miranda" (van a observar los hechos pero no se animan al trabajo práctico), los que esperan en el Museo el retorno del equipo con algo calientito para pasar el frío y el agua, y la comunidad ancuditana que nos pregunta en todo momento los avances del rescate. El fin de semana se perdió una vértebra de 35 kg. desde la playa y dos días más tarde esa vértebra llegó hasta las dependencias del Museo. Esta es la primera pieza que llega al Museo de un rompecabezas que deberá comenzar a armarse una vez que termine el proceso de limpieza y desengrase de los restos óseos.

Recursos adicionales

Materias: Antropología
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