Este vendedor de libros se transformó en fotógrafo de la mano de su amigo Luis Jiménez. Se asentó en Castro y allí aprendió cómo tomar una cámara, enfocar y limpiar de impurezas las imágenes con técnicas de retoque.
Gilberto Provoste Angulo se dedicó a la venta de libros antes de convertirse en uno de los fotógrafos más prolíficos del sur de Chile, que retrató a los habitantes de Castro, Ancud, Puerto Montt y Puerto Aysén entre 1930 y 1950.
Nació en Río Negro, Región de Los Lagos, el 17 de abril de 1909, y su primera aproximación con la fotografía la tuvo a través del fotógrafo de Castro y amigo de pensión Luis Jiménez Pérez, quien le ofreció ser su ayudante y asentarse en Chiloé.
A los 21 años, se trasladó con Jiménez a Ancud y comenzaron a ser reconocidos en la comunidad por su trabajo de registro. Fotografiaron lugares emblemáticos, y capturaron la imagen de sus habitantes en estudio y espacios exteriores.
El aumento de las ventas de fotografías y el desarrollo portuario que vivió Castro entre las décadas de 1920 y 1930 (Urbina, 2010: 23), los motivó a trasladarse hasta esa ciudad. Allí se posicionaron con la ayuda de un fotógrafo de plaza, que los presentó en la sociedad local.
Provoste fue un autodidacta. De la observación y el trabajo de taller que compartió con Jiménez aprendió cómo tomar una cámara, enfocar y limpiar de impurezas las imágenes con técnicas de retoque.
Vivió en la pensión La Amistad, ubicada en el barrio Lillo de Castro. Allí conoció a su esposa Corina Muñoz, sobrina de la dueña, que llegaba de visita desde Puerto Montt.
El matrimonio tuvo cinco hijos: Gilberto II, Nancy, Mireya, Marina y Jorge (Rawles, 1997: 85). Existen en su archivo fotografías familiares de campo, y también de estudio con autorretratos.
En ese período consolidó su trabajo como fotógrafo comunitario con sus tomas de paisajes, retratos de estudio y de primera comunión, de novios, recién nacidos y mujeres solteras.
A los 32 años, se trasladó a Puerto Montt y cerró su estudio, pues en esa ciudad no pudo competir con el fotógrafo "Lolo" Skoruppa, que ya estaba instalado ahí. (Rawles, 1997: 86).
Retomó su antiguo trabajo como vendedor viajero, y aprovechó de fotografiar paisajes, eventos públicos y catástrofes en Puerto Aysén, Ancud y Castro.
Provoste murió a los 85 años en Puerto Montt. En vida, legó al Museo Regional de Castro sus máquinas fotográficas hechas de bronce, cuero y madera y una serie de fotografías. Años después el grueso de sus registros fue donado por su familia al Museo de Sitio Fuerte Niebla.
Fue muy cauteloso con la imagen que mostraba. Se vestía con elegancia, y no revelaba su personalidad