SOBRE LA EXPOSICIÓN Y EL ARTISTA ASGER JORN
Esta muestra se presenta como un recorrido cronológico por la vida de Jorn y toma como punto de partida los últimos años de la década de los 30, cuando el danés ya había elegido una carrera artística. Las primeras imágenes de esta etapa corresponden al periodo en que Jorn estuvo en la academia de arte de Fernand Léger en París, donde comenzó a desarrollar su pintura.
En las calles de París, Jorn absorbió todas las tendencias con que se encontró, y experimentó distintos materiales como acuarela, lápiz y tinta, sin embargo, es la oportunidad de conocer a artistas surrealistas -y su pensamiento sobre la liberación de imágenes internas a través de la pintura-, lo que influencia realmente su carrera. Lo que encontró en Miró, Klee y Arp, llega a ser el fundamento de su propio arte.
Entrando a la década del 40, la obra de Jorn comienza a poblarse de personajes de fábula y seres mitológicos, que cuentan incluso con nombres propios, como Aggenakker, Ploks, Automolok y Graks, y hacen referencia al arte popular escandinavo, desde su prehistoria. Estas criaturas vivirán en sus pinturas durante los próximos 30 años.
Tres años después del término de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual participó en la resistencia y se vio obligado a regresar a su tierra natal, Jorn funda el grupo CoBrA (1948-1951) junto a artistas de Holanda, Bélgica y Dinamarca (de las capitales de estos tres países, surge su nombre: Copenhague, Bruselas y Ámsterdam). Entre ellos se encontraban Karel Appel, Constant, Corneille y Christian Dotremont, entre otros, quienes en conjunto apelaban a una renovación del arte, con la experimentación y la espontaneidad como puntos de partida.
"Consecuente con su idea de arte colaborativo, lideró y participó en la creación de agrupaciones artísticas, como el grupo CoBrA, la Internacional Situacionista o el Instituto Escandinavo de Vandalismo Comparado. En todos ellos, Jorn siempre propició la integración del hacer artístico e intelectual bajo una forma de trabajo entre artistas, artesanos, ceramistas, etc., ampliando las fronteras de la creación a una modalidad participativa e intercambio", argumenta Roberto Farriol.
Hacia fines de los 50 y durante los 60, la carrera de Jorn está marcada por el éxito comercial, que lo lleva a crear una obra bastante diferente. Una parte especial de los trabajos en papel de Jorn en esta época, se compone de collages que creó arrancando pedazos de afiches desde las carteleras.
Pero, sin duda, uno de los cuadros más importantes de este período es Stalingrad o Stedet som ikke Er, eller Modets gale Latter. "Por una parte, este cuadro se basa en el relato de las vivencias del amigo italiano de Jorn, Umberto Gambetta; por otra, es una obra creada a lo largo de varios años y en la que Jorn estampa sus propias experiencias. Éstas, con el tiempo, quedan plasmadas, capa tras capa en la pintura, cambiando de personalidad a lo largo de los años. La obra se convierte en un diario de vida sicológico y físico sobre el cual trabajó hasta bien adentrado el año 1972", analiza el director del Museo Jorn, lugar que alberga la obra en la actualidad.
Su relación con Matta
Mientras se encontraba en París, en la academia de pintura de Léger, Jorn participó en la realización de un mural de éste para la Exposición Universal en 1937 y en la ornamentación del Pavillon des temps nouveaux de Le Courbusier.
Es justamente en el estudio de este último donde conoce al joven arquitecto Roberto Matta, en un periodo donde Matta había abandonado la arquitectura para dedicarse al arte. Sin embargo, y como relata Thage en uno de sus textos, la amenaza de la Guerra Mundial obliga a Jorn a terminar su estadía y volver a casa, y ambos jóvenes artistas inician recién su verdadera amistad después del término de la guerra.
Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, entre 1947 y 1949, se reúnen nuevamente, a raíz de una serie de exposiciones que Matta realiza en París en ese periodo. "Es ahí donde comparten sus visiones sobre el rol del artista, obras y publicaciones", relata el director del Museo Nacional de Bellas Artes.
Sin embargo, la relación de ambos no terminaría ahí, una serie de colaboraciones y encuentros los reunirían durante varios años después. "Tanto Matta como Jorn tienen una misma preocupación; la del papel social del artista como revolucionario, como lo indicaría Matta en una publicación en la revista chilena Pro Arte (1948)", concluye Farriol.
Más información en www.museumjorn.dk