Fue creada por los jesuitas y la mayoría de sus obras están hechas para ser vistas a distancia en las festividades religiosas.
Mariana Matthews registró las figuras religiosas que integran la escuela hispano-chilota de santería. Esos objetos son parte de la cultura de las comunidades y están asociados a sus actividades religiosas y festivas.
Esta escuela de artesanía data del siglo XVII, y se origina con la llegada a la isla de misioneros de la Compañía de Jesús. Hoy es posible encontrar esculturas representativas de ella en la mayoría de las capillas e iglesias del archipiélago.
La creación artística chilota está esencialmente ligada a los métodos de evangelización. La mayoría de las obras están hechas para ser vistas en las procesiones, o a distancia durante las festividades religiosas (Guarda, 1984: 45).
Las primeras imágenes fueron traídas de España, Perú y Ecuador. A estas figuras se unieron luego las creaciones locales, que tomaron elementos de la cultura chilota (Guarda, 1984: 46).
Los artesanos de la isla eran llamados 'santeros'. En Quinchao se recuerda a Antonio Toro, un antiguo artista que construyó casi todas sus esculturas con madera nativa; su favorita fue el avellano.
Era un oficio que se transmitía de padres a hijos, que se caracteriza por su homogeneidad en los diseños y técnicas.
Esta tradición se conservó hasta el siglo XIX, cuando la producción de figuras en serie ocasionó la paulatina desaparición de sus cultores. Sin embargo, los objetos que legaron continúan siendo símbolos centrales del credo en el culto de las comunidades.
Los colores preferidos para los rostros y manos son el rosado y el blanco. En general, el cabello de los objetos fue pintado de castaño oscuro o rojizo.
El investigador Isidoro Vázquez señala que las piezas chilotas muestran una similitud con las imágenes castellanas medievales anteriores al siglo XIV.
Se descubren en ellas rasgos griegos arcaicos, en los que la imaginería española medieval está influenciada por "el arte bizantino, a través del cual recibió las antiguas y clásicas líneas griegas, y la rusticidad de las herramientas con que fueron construidas las de ambas épocas, nos podrían explicar los rasgos que se descubren en los santos de Chiloé" (1956: 54-56).
Algunas imágenes masculinas tienen una barba teñida de gris, que simula el crecimiento del pelo en un día. Este detalle se considera como un sello personalísimo de San Antonio. Los ojos son azules o café oscuro.
Las imágenes sagradas tienen corona o señales de haberlas tenido. Las hay vestidas a la usanza española, con mantilla de encajes y pendientes dorados con pedrería (Vázquez de Acuña, (1956: 56).
Santos silentes de Chiloé: fotografías de Mariana Matthews
Fotografías de las esculturas religiosas talladas en madera que esconden 21 iglesias del archipiélago, capturó la artista para alertar sobre su estado de deterioro, y el peligro de su desaparición.
Esculturas repartidas en 21 islas del archipiélago fueron registradas por la fotógrafa Mariana Matthews.