Con la montura, las riendas, las botas, la cabezada y el freno, estos artefactos integran el apero huaso. En Chile tienen un sello propio con el desarrollo local de la herrería, el tallado y la talabartería.
Los estribos y espuelas chilenos son reconocidos por su técnica y estilo decorativo. Fueron introducidos al país por los conquistadores españoles y han adquirido un sello propio con el desarrollo local de la herrería, el tallado en madera y la talabartería.
Junto con la montura, las riendas, las botas, la cabezada y el freno, estos artefactos integran el apero huaso, término usado para referirse a los elementos empleados para cabalgar.
Son piezas empleadas para sostener los pies del jinete. Cuelgan a cada lado de la montura mediante la ación o estribera, correa de suela que los sujeta a la montura al nivel requerido.
Su correcto uso requiere estar bien montado, con las piernas paralelas a los costados del animal.
En Chile se fabrican en talleres de Santiago, Rancagua, Colchagua, Curicó, Linares y Chillán y sus características son:
Son utensilios de metal que el jinete coloca en el talón de su bota para picar la cabalgadura y así incitarla o dominarla.
Se confeccionan con hierro, acero o bronce y se componen de las siguientes partes:
Las creaciones locales se caracterizan por el gran tamaño de sus rodajas y sus adornos.
Los estribos y espuelas de la colección del Museo Histórico Nacional en su mayoría provienen del Museo de Etnología y Antropología y muestran su evolución desde su introducción en Chile hasta la actualidad.
Se caracterizan por sus rodajas grandes con numerosas púas, sus calados rectilíneos y formas hechas con puntos, cruces y rosetas.
Pieza española replicada en madera por los mapuches. Fue adornada y tallada por jesuitas y artesanos locales, con un estilo que pervive hasta hoy.