"Una antología es crítica literaria en acción".

Raúl Silva Castro. Antología general de la poesía chilena.

Una antología de poesía intenta mostrar lo mejor o más representativo de la producción de un período determinado. En el caso de la poesía, son numerosas las antologías que han intentado ofrecer un panorama general de la producción nacional o, bien, iluminar determinadas parcelas del género desde una perspectiva particular. Cualquiera sea el criterio que gobierne el proceso de selección, este constituye siempre un acto arbitrario, orientado a trazar vínculos -literarios, estéticos o contextuales- entre diversas voces poéticas y a articular un discurso teórico que permita interpretarlas de manera global.

Durante las primeras décadas del siglo XX se publicaron en Chile un conjunto de antologías, entre las que destacó la polémica recopilación realizada por Julio Molina Núñez y Juan Agustín Araya: Selva Lírica (1917). El crítico literario Armando Donoso Novoa (1886-1946), por su parte, llevó a cabo dos antologías, Parnaso chileno, publicada en España en el año 1910, y Nuestros poetas: antología chilena moderna (1924), participó, además, de una tercera compilación: Pequeña antología de poetas chilenos contemporáneos, publicada por las ediciones del grupo Los Diez en el año 1917.

Durante la década de 1930, la Antología de poesía chilena nueva editada por Eduardo Anguita y Volodia Teitelboim, dos jóvenes desconocidos en ese entonces, marcó un hito en la historia del género. Destrozada inapelablemente por "el Sumo Pontífice de la crítica literaria, Alone" -quien calificó a los responsables como "preciosos ridículos"-, la publicación se convirtió en motivo de enardecidas disputas literarias y "proclama rupturista" para las generaciones posteriores (Teitelboim, Volodia. Antología de poesía chilena nueva, 2001, p. 14).

A partir de entonces, las antologías de poesía chilena publicadas durante el siglo XX han respondido a distintos métodos de selección, determinados fundamentalmente por la visión de la literatura que propugna el compilador. Algunas, de carácter revisionista, intentan presentar una muestra representativa de la producción poética nacional realizada durante un espacio de tiempo determinado. Destacan -tanto por la calidad de las obras escogidas como por la positiva recepción crítica que tuvieron- la Antología de la poesía chilena contemporánea de Alfonso Calderón y las antologías de Raúl Silva Castro, entre una serie de compilaciones que reúnen la obra de poetas de los siglos XIX y XX.

Por otra parte, las antologías críticas se construyen a partir de un exhaustivo aparato teórico, necesario para analizar las obras tanto en su dimensión estrictamente literaria, como en su relación con el contexto y la tradición cultural en que se insertan. Dos de ellas que sobresalen por su rigurosidad metodológica son Antología crítica de la nueva poesía chilena, de Jorge Elliott, y los cuatro tomos de la Antología crítica de la poesía chilena, de Naín Nómez.

Otras selecciones tienen por objeto dar cuenta de dominios más específicos de la producción poética. Las de género, por ejemplo, problematizan la posición de la escritura realizada por mujeres dentro de una tradición preeminentemente masculina. Entre las recopilaciones que asumen este enfoque se encuentran Antología de la poesía femenina chilena (1974), Escritoras chilenas (1994), Antología de la nueva poesía femenina chilena (1985) y Antología de Poetas Chilenos: Confiscación y Silencio (1988). También hay antologías de corte geográfico, que recogen el trabajo poético de autores que comparten un lugar de residencia o nacimiento. Por último, están las antologías de poesía joven o nueva, cuyo objetivo es difundir aquellos proyectos escriturales emergentes, que anuncian los rumbos futuros que habrá de tomar el género. Generalmente a cargo de miembros de la misma generación, son numerosas las compilaciones que reflejan la abundante producción poética de autores jóvenes a partir de la década de 1980.